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Litoral | Una visita guiada para conocer un legado de trabajo y optimismo

Bodega Vulliez Sermet: Historia, herencia y vino en el corazón de Colón 63363b

En el marco del Primer Foro Binacional de Termalismo y Enoturismo, realizado en San José, Entre Ríos, un grupo de participantes tuvo la oportunidad de visitar la Bodega Vulliez Sermet, ubicada en la ciudad de Colón.  

22.05.2025 16:07 |  HSM Realizaciones | 

La experiencia incluyó un recorrido por los viñedos y las instalaciones donde se elabora el vino, y fue guiada por Juliana Vulliez, acompañada por María Jesús Vulliez y el enólogo uruguayo Gabriel Leoni, responsable técnico del establecimiento.

La visita comenzó con un relato íntimo y apasionado sobre los orígenes históricos de la vitivinicultura en la región. La anfitriona explicó que la zona de Colón, San José y Villa Elisa fue colonizada en 1857 por inmigrantes europeos traídos por Justo José de Urquiza, en un esfuerzo por poblar y desarrollar el país tras la sanción de la Constitución de 1853. Aquellos colonos, mayormente ses y suizos, trajeron consigo una fuerte tradición agrícola y vitivinícola. Luego de un tiempo de establecerse se les autorizó a elaborar y comercializar vino —según establecía el artículo 19 de los contratos de colonización—, lograron, a través de gestiones comunitarias, obtener el permiso para producirlo.
Bodega Vulliez Sermet

Una historia de resistencia y renacimiento

El auge de la producción vitivinícola en Entre Ríos alcanzó su pico hacia 1930, con más de 120 bodegas en actividad y unas 4.000 hectáreas de viñedos, lo que posicionaba a la provincia como la cuarta mayor productora de vino del país, detrás de Mendoza, San Juan y Catamarca. Sin embargo, esa historia se vio abruptamente interrumpida en 1935, cuando el gobierno nacional, a través de la Junta Reguladora de Vinos, prohibió la elaboración y comercialización de vinos fuera de las provincias cuyanas. En Entre Ríos, esta decisión tuvo consecuencias devastadoras: las viñas fueron arrancadas, los vinos derramados, y muchas bodegas cerraron definitivamente.

Bodega Vulliez Sermet

La familia Vulliez, como muchas otras, quedó marcada por aquel episodio. Según relató María Jesús Vulliez, el bisabuelo de su padre ya tenía su bodega en funcionamiento en 1894. El impacto emocional y económico de la prohibición fue tan profundo que, recién en 1993, con la derogación de la norma, se pudo retomar la producción vitivinícola en la provincia.

Fue entonces, en 2003, cuando la familia Vulliez decidió reactivar su legado: nació la Bodega Vulliez Sermet, la primera bodega industrial de Entre Ríos en la nueva etapa de la vitivinicultura entrerriana.
Bodega Vulliez Sermet

Del sueño al proyecto concreto

En una entrevista personal, María Jesús contó que el proyecto comenzó como una iniciativa romántica, impulsada por la memoria familiar y el deseo de recuperar una tradición. Hoy, más de dos décadas después, la bodega cuenta con 3,5 hectáreas de viñedo propio y elabora vinos tanto de producción propia como de otros pequeños viñateros que no poseen instalaciones propias. Con una clara vocación de calidad, la bodega ha cosechado reconocimientos y mantiene estándares exigentes gracias al trabajo del enólogo Gabriel Leoni.
Actualmente, la Bodega Vulliez Sermet se ha consolidado como un emprendimiento enoturístico que ofrece visitas guiadas diarias, alojamiento, un resto bar y experiencias integrales de turismo del vino. “Somos una producción chica, por eso vendemos directamente en el lugar, en algunas vinotecas y restaurantes de la región”, explicó María Jesús.

Además, desde 2010, la bodega forma parte de la Asociación de Viticultores de Entre Ríos, espacio desde donde promueven eventos, capacitaciones y vínculos con los gobiernos locales y provinciales.

Bodega Vulliez Sermet

Una visita con sentido de pertenencia

Durante la recorrida, los visitantes pudieron conocer el sótano original de la casona, construida en 1874 por un inmigrante suizo de apellido Fabre, que alberga seis piletas de fermentación subterráneas de 3.000 litros cada una. El uso del sótano respondía, en su momento, a la necesidad de contar con temperaturas frías para la elaboración del vino, en una época sin sistemas de refrigeración artificial.
La guía recordó, además, que muchas de las casas de la región fueron diseñadas de esta manera, reflejando la simbiosis entre saberes europeos y las condiciones locales. La combinación de historia, arquitectura, memoria y vino hace de la Bodega Vulliez Sermet una experiencia cultural única en Entre Ríos.
Bodega Vulliez Sermet

Una mirada al futuro

Más allá de su valor histórico y enoturístico, la Bodega Vulliez Sermet es un ejemplo de resiliencia, visión familiar y compromiso con la tierra. La pasión transmitida durante la visita —con relatos cargados de historia y emoción— convierte a este establecimiento en un símbolo del renacimiento vitivinícola de la provincia.

Quienes deseen conocer más pueden visitar su perfil en Instagram: @bodega.vulliez.sermet, donde comparten sus propuestas y novedades.
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